Por: Aloyma Ravelo*
Esta enfermedad se asocia a factores tales como la genética, el medio ambiente, la dieta que se consume y el estilo de vida. Se sabe que quien tiene un familiar por línea materna que ha padecido de cáncer de mama, tiene más riesgo de contraer la enfermedad al igual que el hecho de tener la primera menstruación antes de los doce años o la menopausia después de los cincuenta y cinco. También algunas enfermedades benignas de la mama como la hiperplasia epitelial atípica requieren mucha vigilancia.
Existen otros factores de riesgo que aunque controvertidos deben tenerse en cuenta como la obesidad, el consumo de alcohol, terapia hormonal sustitutiva (estrógenos) por muchos años, no lactar y primer embarazo después de los 30 años.
La prevención es fundamental. Resultan magníficos aliados para evitarlo, los ejercicios diarios, caminatas, gimnasia, aerobios o cualquier deporte al aire libre. Estudios actuales confirman que las células cancerosas no prosperan en un ambiente oxigenado.
Haciendo ejercicio diario y respirando profundo se ayuda a llevar oxigeno al nivel de las células. Esta novedosa terapia de oxigeno, es otra manera utilizada para combatir las células de cáncer, y además sirve para aliviar el estrés, otro mal que se asocia a los tumores malignos.
Recordemos que el cáncer es una enfermedad del cuerpo, pero también de la mente y el espíritu. Una mujer que no se deja abatir y lucha con tenacidad por vencerlo, tiene grandes posibilidades de sobrevivir. La ira, el rencor y el resentimiento, echarle la culpa a otros, o acobardarse y solo pensar en la muerte, ponen al cuerpo en un ambiente de tensión y poco apropiado para resistir ya que tienden a disminuir la respuesta inmunológica, es decir las llamadas “defensas” del organismo. Es importante ante el diagnóstico, aprender a relajarse y a pensar que se saldrá vencedora de todas las pruebas.
Evitar el tabaquismo y las bebidas alcohólicas, son medidas elementales que cualquier mujer debe asumir. Un cuerpo cargado de toxinas es un cuerpo propicio para el desarrollo de las células cancerígenas. Según investigaciones del hospital norteamericano John Hopkins, cada persona posee células cancerígenas en el cuerpo. Estas células no aparecen comúnmente en las pruebas habituales, hasta que se multiplican en algunos billones.
Las células cancerígenas aparecen entre seis y hasta más de diez veces en la vida de una persona. Cuando el sistema inmunológico es fuerte, este destruye las células cancerígenas y previene su multiplicación y la formación de tumores.
Tal explicación viene bien para entender por qué el tipo de vida que se lleva y lo que maltratamos a veces nuestro cuerpo, son elementos básicos para la aparición o no de este mal.
*Periodista cubana. Escritora y guionista de radio y televisión en su país. Profesora de la Universidad de La Habana. Autora de numerosas publicaciones. Colabora con Palabra de Mujer desde 1998.