Por: Gladys Parentelli.
Palabra de Mujer salió por primera vez en este medio impreso el 27 de mayo de 1992, lo que significa que desde hace algunos días hemos comenzado a transitar por el año 18 de publicación ininterrumpida. Gladys Parentelli nos ha apoyado durante años con generosidad y solidaridad a andar por este camino. Desde 1994 ha contribuido a hacer de Palabra de Mujer una página feminista. Es propicia la oportunidad de la presencia de Gladys hoy aquí con su artículo para expresarle ¡Qué bueno es poder contar contigo siempre!
Consideraciones primeras
1. Amor por nosotros mismos, por cada uno y cada una, por toda la Vida; es prioritario el precepto universal de la sabiduría: no hagas a otro lo que no te gusta que te hagan a ti. Hemos logrado el cerebro que tenemos, un equipo maravilloso, miles de veces más perfecto que las computadoras mas sofisticadas.
2. El androcentrismo y la cultura patriarcal basadas en relaciones verticales, violentas y de exclusión de las mayorías; cuyo paradigma, al servicio de su modelo de progreso, es la destrucción de la biodiversidad y todos los recursos de la Tierra.
3. En la civilización monoteísta, occidental y cristiana, el hombre se considera el centro del Universo, por mandato de la Biblia se arroga el derecho de usar y abusar de todo lo que le rodea: “Dios los bendijo, diciéndoles: Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la Tierra y sométanla”. Génesis 1, 28.
4. El hombre no es el centro del Universo, es solo uno de los últimos productos de la evolución de la Vida. Si la Tierra llegó a ser un paraíso apto para la Vida fue porque:
5. Los procariotas (simples bacterias, microorganismos unicelulares, sin núcleo y con un único cromosoma) ordenaron la biosfera y representaron la Vida en la Tierra durante casi dos eones, dos mil millones de años. Todavía hoy, las bacterias son las responsables de mantener gran parte del sistema.
6. Las bacterias crearon a los mamíferos, humanos incluidos, para que nuestra verdadera función fuera servir como hábitat para los varios kilos de bacterias que llevamos en nuestras tripas, ellas allí se mantienen calientes y bien alimentadas en su paraíso propio.
7. Hace 475 millones de años, los vegetales iniciaron, desde los océanos, su conquista de la superficie terrestre. Ellos purifican el aire, alimentan, mantienen la biodiversidad.
8. Sabemos que los primates (chimpancés, gorilas y orangutanes) tienen códigos genéticos similares a los nuestros: el de los chimpancés se parece al de los humanos en 99.4%. Hay un movimiento que intenta reclasificar a los chimpancés, con los humanos, dentro del género homo.
Entonces ¿Podemos, hoy, pensar que valemos más que una bacteria o un vegetal? ¿Dónde queda nuestra superioridad frente a los demás seres que pueblan la Tierra? Si ellos se extinguieran, antes se habrán extinguido los humanos.
Soy feminista
Desde hace décadas. Ecofeminista en las últimas dos. Gracias a la Diosa Madre, nací en una familia donde cada uno, cada una, se respetaba a sí misma y a toda la Vida, por ende a todas las personas.
Mamé el ecofeminismo, antes de que esta palabra fuera creada. Esto que aprendí, trato de practicarlo, lo que expongo es el fruto de 74 años de vida y experiencias, es un testimonio. No etiqueto a nadie, no digo verdades, eso lo dejo para el Papa y otros patriarcas que se creen infalibles.
Encuentro con la narración oral
La narración oral es el arte más antiguo, cuando nuestros ancestros, los Neandertales, inventaron el lenguaje, seguro que no hablaban de lo que veían en TV, cuando regresaban a su cueva narraban lo insólito que les había ocurrido durante la cacería.
En la década de los 80, yo tomaba fotos de eventos varios, por ejemplo, partidistas, así, en un mitin del MAS en Petare, conocí a la gran Argelia Laya. Yo tomaba fotos de narradores en plazas de Caracas; era la fotógrafa oficial del Banco del Libro, por ello, un día en que el Banco del Libro organizó un evento en la Biblioteca Mariano Picón Salas, Parque Arístides Rojas, al cual invitó a Daniel Mato a narrar, le tomé fotos; Mato me pidió si le daba copia de ellas, cuando lo hice, me dijo que eran las mejores que nunca había visto, me las pidió para publicar en revistas junto a sus artículos.
Pronto me invitó a fundar a AVEDINO, lo que hicimos el 07 de junio de 1986; también se escogió su Directiva, Mato fue electo Director General y su compañera de vida, Directora de Presupuesto y Finanzas.
Gladys y Argelia
AVEDINO (Asociación Venezolana para Difusión y Desarrollo de la Narración Oral) contaba con relevantes personalidades que le auguraban éxito, entre ellas las dos pioneras de Narración Oral en Venezuela: Blanca Graciela Arias de Caballero, quien facilitó, durante décadas, talleres de Narración Oral a maestras, en todo el país; Rafael Rivero Oramas, El tío Nicolás, quien narró cuentos por radio entre 1931 y 1962; Luis Luksic y otras.
AVEDINO organizó decenas de actividades, su evento más importante fue el 1er Festival de Cuentos, 15-30 noviembre 1986; el 2º en 1987. Sus miembros recibían invitaciones del interior del país, las del exterior eran para Mato y su compañera. En asamblea, el 13-06-1987, fue electa su nueva Directiva.
Mato tenía una gran capacidad de trabajo y habilidad para las relaciones públicas, obtener subsidios, escoger a personas que le ayudaran en sus objetivos; decía y hacía cosas asombrosas.
El Cuentacuentos fue uno de sus proyectos, a pesar de que en AVEDINO había sabios pioneros venezolanos y en el país legión de narradores reconocidos: El Caimán de Sanare; Francisco Tovar ”Franciscote”, en Turgua; Chevoche en Zulia; los narradores de cada comunidad indígena, el Dueño de los Cuentos, entre los guaraos y el Señor de los Cantares, entre los piaroa, etcétera. Mientras que, Mato tenía poco tiempo de residir en este país y, como decenas de otras personas, había sido capacitado en los talleres que, desde noviembre 1983, facilitó, en el CELCIT, Francisco Garzón Céspedes, dramaturgo, periodista y narrador oral cubano.
El me pidió que le pasara, en mi procesadora de palabras, un texto que había redactado, el Nº 1 de los Cuadernos de Difusión AVEDINO, cuando le dije: olvidaste la bibliografía, me respondió que todo era de su propia autoría aunque allí describía la Narración Oral en países de Asia y África, que él nunca había visitado.
Participé en uno de sus cursos, al finalizar, cada uno, una, debía narrar; cuando yo lo hice al estilo que había aprendido en Uruguay. A fines de 1987, Mato, y su compañera, viajaron a Argentina por varias semanas. La nueva Directiva continuó su labor. Cuando Mato regresó, hicimos una jornada de trabajo, cuando constató todo lo que se había planificado, avanzado, en su ausencia, se frustró tanto, que decretó la muerte de AVEDINO.
Al estilo de Uruguay
Una noche de invierno alguien vio una luz cerca del arroyo Víboras y, como todo lo desacostumbrado, nos dio temor, hasta que alguien se acercó y vio que unos vecinos pescaban. El temor había alejado el sueño, así, comenzó la narración de cuentos acerca de luces malas, de aparecidos. Todos oímos, la velada duró hasta que todos habían narrado. Llegado el momento en que la memoria se había vaciado, el silencio se instaló. Disipado el temor, se podía dejar paso al sueño.
Al evaluar este hecho, con la claridad que da la distancia, me digo que la velada parecía coordinada por un director invisible que había previsto un número de cuentos. Los necesarios para obrar ese milagro de actuación equilibrada, casi perfecta. Había unido al grupo, algo natural, pero mágico al mismo tiempo. Pocas veces he vuelto a ver esa perfección en veladas planificadas por profesionales.
La narración en voz baja. Un silencio general la acoge. No da lugar a carcajadas, apenas a sonrisas o a gestos de asombro, aprobación o incredulidad. Hay una interacción visual permanente entre el narrador de turno y los demás. La misma dinámica, la misma interacción, la misma magia, la vi nacer otras veces, en medio del calor del verano, cuando se descansaba del trabajo de la cosecha: cuando el narrador hacía una pausa para beber el mate amargo, nadie rompía el silencio, lo mismo cuando detenía el ademán para cambiar la pisada de la bombilla cuando el mate había perdido su mejor sabor.
Acontece en Caracas
Tendida en la hierba, en el Jardín Botánico de la UCV, observo a pájaros parados en una rama. El pájaro está allí, atrapa insectos, come gusanos, de repente comienza a cantar, está sereno, sin miedo escénico, parece muy seguro de su dignidad, de lo que hace. Al verlo, pienso en tantos narradores me han regalado su arte.